septiembre 2010


La campaña de la naranja se ha convertido en estos últimos años en la mayor fuente de abusos y explotación para los trabajadores agrarios. Las empresas de trabajo temporal se han instalado en el campo y actúan como verdaderas mafias mercadeando y explotando a los trabajadores, con agotadoras jornadas de recolección que no acaban hasta que no se completan las cajas necesarias para llenar un camión-trailer, metiendo en las cuadrillas menos gente de la necesaria. La imposición del trabajo a destajo es la base de esta sobreexplotación y el medio del que se valen toda esta cadena de intermediarios para obtener sus beneficios.

 

La cuestión es que no podemos esperar algo mejor en la próxima campaña de la naranja y mandarinas. La plaga del desempleo y la precariedad en los pueblos, la presencia de importantes contingentes de inmigrantes en las zonas rurales, necesitados, desesperados por llevar algo a sus hogares, presuponen las condiciones propicias para que las mafias empresariales que se han instalado en el campo sigan aprovechándose de la situación. Las empresas de contratación, a través de su red de encargados y manijeros y siempre con la complacencia de los propietarios de las tierras, reclutan a las cuadrillas de jornaleros imponiendo las peores condiciones laborales y salariales, conscientes de que miles de trabajadores del campo deambulan por los bares, “sedes“ de estas empresas, pidiendo trabajo.

En esta competencia a la baja de la mano de obra, los sectores más indefensos de nuestra clase, como los inmigrantes son los que sufren una mayor explotación. Al verse obligados a aceptar cualquier cosa, a trabajar de forma extenuante por 20 ó 30 euros al día, las empresas los utilizan como carne de cañón y al mismo tiempo les hacen entrar en competencia con los trabajadores autóctonos, inoculando así el veneno del racismo y creando la ilusión de que son los inmigrantes los culpables de que no haya trabajo. Esto ya provocó brotes violentos en la anterior campaña. Las penosas condiciones de explotación impuestas a través del destajo y el chivo expiatorio de la inmigración están preparando un escenario imprevisible. El peligro del estallido de los conflictos más agudos en cualquier momento es una realidad de máxima actualidad en el campo andaluz. En este contexto, el papel de las organizaciones obreras será decisivo para contener las inevitables tendencias xenófobas, unir a los trabajadores y dirigir la rabia acumulada hacia los verdaderos responsables de la opresión y el paro: la patronal y las mafias subcontratistas.

El papel de los comunistas es precisamente defender esta alternativa de clase dentro de CC.OO., a través del sector crítico, convocando asambleas en los pueblos y centros de trabajo explicando la necesidad de restablecer las condiciones del convenio en cuanto a la jornada laboral, el salario, etc, y otras reivindicaciones relativas al número mínimo de personas por cuadrilla y la composición mixta de estas cuadrillas entre inmigrantes y autóctonos para impedir los abusos a los inmigrantes y las contradicciones que de ello se derivan. La huelga indefinida en la naranja es el arma para unir a todos los trabajadores y restablecer estos derechos pisoteados en todas partes por la patronal y las subcontratas.

Hay que preparar la huelga indefinida

No hay otra salida para la campaña que se avecina. O las organizaciones obreras plantean desde el primer momento, una lucha planificada y organizada en todas las poblaciones, que no puede ser otra que la huelga indefinida en la naranja, llamando a las asambleas, a la participación consciente de todos los trabajadores locales e inmigrantes, o la barbarie puede adueñarse del campo con explosiones incontroladas donde los sectores más atrasados de la población pueden dar rienda suelta a su desesperación emprendiéndola contra el colectivo inmigrante. Ya hemos visto en el pasado las consecuencias de esta espiral de violencia tan perjudicial para la necesaria unidad de los trabajadores en esta lucha. He aquí la disyuntiva y la responsabilidad a la que nos enfrentamos. Es imposible afrontar esta situación tajo a tajo, empresa a empresa, interviniendo puntualmente en éste o aquél conflicto, por más sacrificios que se emplee en esta tarea.  Precisamente esta ha sido la política sindical de CC.OO y UGT en estos años donde las prácticas esclavistas se han consolidado y las redes de las empresas contratistas no han hecho otra cosa que crecer y adueñarse del mercado de trabajo.

 

Vencer la resistencia de estas empresas, de la patronal y el entramado de lacayos, manijeros, encargados, etc, que han tejido a su alrededor requiere unir a los trabajadores y concentrar las fuerzas en una lucha decisiva: la huelga indefinida. CC.OO, UGT y SAT tienen ante sí la responsabilidad de lograr esta unidad que pasa por convocar conjuntamente la huelga indefinida en la campaña de la naranja, reivindicando el cumplimiento del convenio, la desaparición del destajo y la ilegalización de la subcontratación en el campo.

Nada define más contundentemente el resultado de ocho años de pacto de gobierno PP-PSOE que este desastre. La mole de hormigón en estructura presenta una imagen lamentable de abandono y de fracaso. El engaño con el que comenzó esta iniciativa pronto se transformó, cuando se supo cuáles eran los precios y las condiciones de acceso de estos pisos “protegidos”, en desbandada y paralización del proyecto. Los responsables de este desaguisado ni siquiera se atreven a comparecer en Pleno. Y estamos hablando de una de las necesidades básicas para la población como es la vivienda. Verdaderamente, lo que demuestran los hechos es que, con este gobierno, ni el problema de la vivienda ni ninguna otra cuestión fundamental tiene solución

Durante el año que ya hace desde el comienzo de las obras, éstas han estado más tiempo paradas que funcionando, sin que ningún responsable del gobierno municipal haya intervenido para remediarlo eficazmente. La injustificada demora en la conclusión del proyecto está suponiendo un grave perjuicio al club de fútbol U.D. Villaverde, cuya directiva ha tenido que amenazar al gobierno PP-PSOE con dimitir en bloque y retirar los equipos de la competición si el campo no estaba listo para iniciar el campeonato en Septiembre. Nosotros por nuestra parte, lo planteamos e intentamos buscar soluciones en el famoso Pleno donde los representantes del PP y del PSOE no vinieron para no dar la cara. El resultado es que por fin se han reanudado las obras.

Tras muchos meses jurando y perjurando que nunca pondría en práctica una política que atentara contra los intereses de la clase trabajadora y los sectores más desprotegidos, el Gobierno español cede a las presiones de la CEOE, el FMI, la banca y sus “mercados”, lanzando una batería de medidas que atacan la línea de flotación de los trabajadores, pensionistas, autónomos y demás clases populares.

 

El gobierno de Zapatero ha optado por hacer el trabajo sucio a los capitalistas llevando a cabo una serie de ataques sin precedentes a la clase trabajadora. Escudándose en que los sacrificios “sean equitativos” ha llevado a la práctica la reducción salarial en el sector público, la ampliación de la edad de jubilación, el despido barato, recortes en la sanidad, educación e inversiones públicas, etc, medidas todas ellas que benefician a la patronal y que perjudican seriamente las condiciones materiales de la inmensa mayoría de la población, aún más amenazadas si cabe por la reforma laboral así como por otra serie de recortes y cargas programadas para el año próximo.

Por todo ello, el Gobierno miente. De equitativo el sacrificio tiene bien poco ya que quien sufre las consecuencias de la crisis desde que estalló son las familias trabajadoras, entre las que hay más de cuatro millones de parados; un millón de hogares con todos sus miembros sin trabajo, una tasa de desempleo juvenil del 60%; la mitad de los asalariados con un sueldo inferior a 1000 €; más de 1000 ejecuciones hipotecarias diarias, decenas de miles de autónomos embargados hasta las cejas, etc. Y mientras tanto, la banca y las grandes empresas presentando unos beneficios entre el 30% y el 40% en un alarde de obscenidad sin precedentes.¿Quién está pagando realmente la crisis?.

Los dirigentes socialdemócratas siempre se han considerado a sí mismos como los mejores doctores del capitalismo, siempre hablando del capitalismo de rostro humano, de la regulación de los mercados, economía social y sostenible…pero cuando las presiones de la burguesía, la banca, monopolios y demás representantes del capital les sopla en las orejas, ejecutan como buenos alumnos la receta de las medidas antiobreras.

Ni todos los recortes, los ejecutados y los programados, ni la reforma laboral, ni la reforma de la seguridad social, del sistema de pensiones, etc van a crear el más mínimo impulso al empleo, ni al crecimiento económico. No hace falta tener un master en economía para saber que si se reduce el poder adquisitivo de los trabajadores, el consumo se viene abajo dañando aún más la economía.

A través de la reforma laboral, lo que la burguesía realmente pretende es abaratar el precio de la fuerza del trabajo, abaratando la mano de obra y el despido, creando diferencias entre los trabajadores, así como acabar con el poder sindical en las empresas eliminando las negociaciones colectivas y debilitando a las organizaciones obreras.

Hay que organizar la huelga para que sea un éxito.

Elaborar una hoja de ruta para el 29 de septiembre debe ser una tarea esencial en la agenda de los representantes sindicales y políticos de izquierdas. Crear un plan de asambleas en las empresas y centros de trabajo explicando e involucrando a los trabajadores en los pormenores de la huelga; impulsar la creación de comités de huelga en las empresas, centros de estudios y barriadas, que se ocupen de las tareas de organización y propaganda. La huelga debe ser el punto de partida de un proceso de lucha que responda a los ataques ya aprobados y a los que vienen: la reforma de las pensiones, la supresión de las ayudas a los parados, la reducción de la cuantía económica del desempleo; el recorte drástico del gasto público en el 2011.

 Y al mismo tiempo, hay que defender un programa de medidas socialistas que sí supongan una alternativa a la crisis del capitalismo. Un programa que elimine el plan de ajuste y la reforma laboral, que garantice un subsidio de desempleo indefinido, en defensa de todos los puestos de trabajo nacionalizando las empresas que cierren bajo control obrero. Ningún recorte en salarios, sanidad, educación y pensiones. Aumento del gasto público en los servicios sociales, infraestructuras y otras industrias. Incremento de impuestos a las grandes fortunas y a la banca. Combatir el fraude fiscal y la fuga de capitales con la confiscación de patrimonios y las cuentas bancarias de los implicados. Suspensión de la deuda del Estado contraída con los especuladores. Nacionalización de la banca bajo control democrático de los trabajadores y sus organizaciones.

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