marzo 2009


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CELEBRACIÓN DEL DÍA DE ANDALUCÍA

Santiago Jiménez

Recientemente se ha repartido por nuestra localidad una “nota informativa” firmada por el equipo de gobierno del Ayuntamiento donde se nos acusa de provocar incidentes durante la celebración del Día de Andalucía, algo que, como veremos, no responde a la verdad.

En lugar de resolver el desastre de los 58 pisos de VPO junto a la feria, los concejales del PP y del PSOE se dedica a repartir papelitos intentando difamar a los comunistas, a ver si así ganan las elecciones municipales. En todos los pueblos del mundo, es la oposición la que se entretiene en meter papeles por debajo de las puertas poniendo como los trapos al alcalde. Pero en Villaverde sucede lo contrario y son precisamente los representantes del gobierno los que intentan por todos los medios desacreditar a IU y a su Coordinador local. Es el mundo al revés, aunque de alguna manera este comportamiento tiene su lógica. Supone un reconocimiento sobre quién es el partido que gana las elecciones y quién es el verdadero alcalde votado por el pueblo.

Según los autores del escrito, se produjeron incidentes cuando militantes de IU intentaron desplegar una pancarta. Verdaderamente, no puede haber nadie de los allí presentes, ni los miembros de la Hermandad, ni las bandas de música, ni las personas que acudieron al evento, ni los efectivos de la policía local, que puedan decir que nos vieron desplegar una pancarta o ni tan siquiera que lo intentáramos. ¿Entonces, a qué incidentes se refieren y qué vieron los señores del equipo de gobierno para armar tanto escándalo?

En realidad, esta gente lo que no ve, se lo imagina o se lo inventa. Se trata de un complejo de persecución bien conocido en psiquiatría, de una obsesión, en este caso por los comunistas, a los que siempre imaginan tramando algo contra ellos. Unas veces con una pancarta y otras con un gran cuchillo entre los dientes. En cualquier caso, lo que no podemos hacer el resto del pueblo es seguirle la corriente a personas que necesitan urgentemente tratamiento psiquiátrico.

Es cierto que llevábamos una pancarta enrollada que en ningún momento se desplegó ni se hizo intento de ello debido a que la policía local nos informó que lo que iba a tener lugar en la Caseta Municipal era un Certamen organizado por la Hermandad, no por el Ayuntamiento. En cualquier caso, lo que decía la pancarta, simplemente, es “Andalucía por el empleo”. Se trataba de desplegarla en silencio mientras se escuchaba el himno con una actitud de reivindicación ante la situación de paro y precariedad que están sufriendo centenares de miles de familias andaluzas, de la misma forma que un grupo de personas puede y debe desplegar una pancarta contra la violencia de género en el Día de la Mujer Trabajadora, sin que ello suponga ni protesta ni tensión para nadie.

Claro que los señores del matrimonio PP-PSOE no son de la misma opinión. No tienen esas preocupaciones por el empleo, ni el 28 de Febrero ni ningún otro día. Los sueldos poco obreros que se pusieron desde que fraguaron el pacto, dan para no distraerse por estas menudencias.

EL mito de las ayudas a la pequeña empresa

No hay un solo indicio que nos mueva a pensar que van a ser las pequeñas empresas las que se queden con el trozo mayor de la tarta. Sin duda los alcaldes de los pequeños municipios pondrán en ello todo su empeño. Pero no son éstos los que manejan los grandes presupuestos. Así, por ejemplo, y dado que el reparto está hecho por habitante, entre el Ayuntamiento de Sevilla y otras grandes localidades como Dos Hermanas, Alcalá de Guadaira, etc, manejan el 70% del total ayudas que le corresponde a la provincia. ¿Alguien piensa que el pequeño propietario, el que hasta ahora ha sido el subcontratista, tiene alguna oportunidad en la adjudicación a sobre cerrado de estas obras?. El pequeño no puede jamás competir  con la gran empresa, que se quedará  con la mayor parte de los 8 mil millones a través de los contratos en las grandes ciudades.

La pequeña empresa, el taller y la subcontrata relacionada con la construcción está desapareciendo por días, estrangulada por los impagos de sus contratadores, incapaz de hacer frente a los préstamos y a las obligaciones con hacienda y la seguridad social. Esta es la situación desesperada a la que el colapso del mercado de la vivienda y la restricción del crédito está llevando a miles de autónomos y pequeños empresarios. Y  este mal de fondo no se va a solucionar con migajas en forma de pequeñas contratas públicas para la pequeña empresa.

Si  verdaderamente este gobierno quiere levantar a la pequeña empresa o por lo menos aliviar su situación tiene que cambiar de política. Nada de dar dinero a los bancos. Son las administraciones públicas las que deben hacer llegar directamente el crédito a las pequeñas empresas, tanto para proseguir su actividad como para convertir las montañas de pagarés sin cobrar en dinero contante con el respaldo del estado.

Volvemos a decirlo, estos fondos no salvarán a la pequeña empresa en su conjunto ni servirán para reactivar la economía, como pretende el gobierno.

Menos oportunidades para los desempleados

En lugar de ser los Ayuntamientos los responsables de la contratación de los trabajadores   para procurar que  este dinero llegue al mayor número de parados posible y para atender los casos de mayor necesidad, el decreto obliga a adjudicar las obras  a empresas privadas. En realidad, este sistema reduce al mínimo el personal que las empresas requieren para acometer las obras. No hay que especular mucho sobre esta afirmación. Todos sabemos cómo trabaja una empresa privada. Reducción de costes laborales y aprovechar al máximo la productividad de las plantillas.

Por otro lado, ¿qué derechos se ofrecen a los trabajadores parados inscritos en las oficinas de empleo?. El decreto simplemente establece «que el nuevo personal que el contratista necesite emplear para la ejecución de las obras se encuentre en situación de desempleo». Esto en la práctica no garantiza nada. Como es natural,  las empresas escogerán de entre la lista de parados a sus trabajadores habituales o sus compromisos. Esto es totalmente lógico e incluso legítimo desde el punto de vista de la empresa, que calle-jbuenosólo se hace responsable de la terminación satisfactoria de una obra con su propio personal. No habrá oportunidad para la mayoría de los trabajadores desempleados.

Por eso, el mensaje que se está dando desde el Ayuntamiento por parte del PP y del PSOE  mandando a los trabajadores a que se inscriban en el Inem para que los contraten en este programa, es una estafa y un engaño que tendrá graves consecuencias. Se han creado unas espectativas entre los parados en torno a estas contrataciones que están lejos de cumplirse y los trabajadores exigirán su derecho a beneficiarse de los fondos públicos.

La propuesta de Izquierda Unida

Estas son las razones por la que Izquierda Unida de Villaverde ha defendido desde el primer momento la contratación y la ejecución de las obras directamente por el Ayuntamiento y su empresa pública «Regajo Hondo», tal como sucede en el PER. Esto permitiría repartir una gran cantidad de contratos entre los oficiales y los peones parados, hombres y mujeres de Villaverde. De esta forma sí tendría sentido inscribirse en una lista de desempleados, ya sea en el Ayuntamiento o en el Inem, porque todos tendrían los mismos derechos.

Nuestra política es aún más ambiciosa. Organizar a los trabajadores desempleados en asamblea con la elección democrática de su propio comité que vele por la transparencia de las contrataciones y para que las obras se ejecuten y se terminen según el proyecto y el presupuesto,  movilizar a los vecinos de las barriadas y calles que se van a arreglar para que colaboren en estos objetivos. He aquí los elementos básicos de una verdadera política obrera.

Llamamos a todos los trabajadores y trabajadoras a unirse a esta política. A organizarse con nosotros en asamblea y defender democráticamente ante las administraciones estas consignas. ¡El dinero público para los trabajadores! ¡Por el reparto del trabajo entre los trabajadores en paro! ¡Asambleas de trabajadores y vecinos que participen y velen por la transparencia de las contrataciones y la terminación de las obras!

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OCHO MIL MILLONES DE EUROS PARA LOS AYUNTAMIENTOS

Y sin embargo, pocos desempleados podrán beneficiarse de estas       inversiones

Enrique Casas

Con la aportación de la Junta de Andalucía y Diputación, a Villaverde le corresponden más de 1.500.000 euros, unos 260 millones de las antiguas pesetas. La barriada del Cerro Molino será la principal destinataria de estas inversiones a los que se sumará el arreglo de las calles Juan Bueno, Miguel de Unamuno y Vicente Alexandre. Los proyectos están ya aprobados por el Pleno y pendientes de empezar las obras.

Estos Fondos forman parte de las medidas anticrisis que el gobierno está poniendo en marcha, y que, básicamente consisten en poner mucho dinero público en manos de las empresas privadas (50 mil millones a la banca, 30 mil millones a los fabricantes de coches, etc). Con todo, en este baile de millones por fin aparece un, en comparación, pequeño crédito de 8 mil millones de euros destinado a los Ayuntamientos para inversiones en obra pública.

Sin duda, el dinero servirá para mejoras concretas como son los arreglos que necesitan éstas y otras calles, pero el objetivo principal que era el empleo está lejos de poder cumplirse.

Según la exposición de motivos del decreto que regula estos fondos, y según la propaganda oficial, estamos ante unas inversiones que crearán empleo en pueblos y ciudades, que darán ocupación a un importante número de parados y que ofrecerán oportunidades a las pequeñas y medianas empresas vinculadas a la construcción. Pero nada de esto coincide con la realidad. No sólo se trata de unos fondos insuficientes para afrontar la situación de parálisis económica y desempleo que estamos padeciendo, sino que además, tal y como se quieren ejecutar estas inversiones, la mayoría de los trabajadores parados se van a ver imposibilitados para acceder a estos contratos.

El resultado de las elecciones en el País Vasco se presenta de gran interés para la elección del lehendakari y la conformación del futuro gobierno regional. Cualquiera de las posibilidades que se barajan no ofrecen garantías sobre la estabilidad política que se necesita con los tiempos que corren, y más en una zona donde la cuestión nacional tiene el peso que tiene. Un gobierno españolista del PSOE, apoyado «desinteresadamente» por PP e incluso UPyD es una bomba de relojería. Ni siquiera el ala más a la derecha del PSOE puede llegar a los límites que quieren imponer en la sociedad vasca sus posibles socios, poco menos que el estado de excepción y la criminalización de todo lo que huela a la defensa del derecho democrático de autodeterminación. Esto es la receta acabada para un aumento de la violencia y la fractura social, de los atentados y la represión policial bajo la incontrolable espiral de acción-reacción. El peor de los escenarios para un Patxi López que se quedará sin margen de actuación, una vez que se ponga en manos de los más reaccionarios y los mejores exponentes del rancio nacionalismo español.

La otra opción, el acuerdo PNV-PSOE, al que se podrían unir otras fuerzas minoritarias nacionalistas, daría la presidencia al PNV (es posible que sacrificando a Ibarretxe por alguien más «moderado») y cuenta con una holgada mayoría parlamentaria pero de ninguna manera esto significa estabilidad ni resuelve las contradicciones políticas de este gobierno. La cuestión nacional se presenta como un escollo insalvable entre las posiciones españolistas que actualmente defiende el PSOE y los intereses del PNV, ligados a la demagogia soberanista. Pero la lectura desde un punto de vista de clase no es menos importante. La espectacular subida de votos del PSOE, conseguidos principalmente en los grandes municipios y en las capitales es un voto que proviene de las familias trabajadoras, de las barriadas obreras, de la izquierda en general. El PNV es el partido de la burguesía vasca, que si bien maneja el tema nacional y las aspiraciones independentistas para conseguir el apoyo electoral de amplias capas de la población, su carácter fundamental reside en la defensa de los intereses del empresariado y el capital vasco. Apoyados por un gobierno amigo, son precisamente éstos los que se han enriquecido en la época precedente y ahora cuando las cosas no van tan bien despiden a los trabajadores, cierran las empresas para trasladarlas a otros lugares más rentables (es decir, donde puedan explotar más a los trabajadores) y pretender sobrevivir a costa del dinero público. Pero los trabajadores han votado al PSOE para que acabe con este estado de cosas, para que defienda sus derechos frente a los beneficios patronales y el terrorismo empresarial en forma de despidos y cierres de empresas. Y esta contradicción irresoluble, que no es otra que la del capital y el trabajo, se expresará en cualquier pacto PNV-PSOE a través de las presiones de clase y los intereses ligadas a ella, los beneficios empresariales frente a los derechos de los trabajadores, el derecho a trabajar, a tener una vivienda y un salario digno. La profundización de la recesión económica y el desempleo harán cada vez más insoportable esta contradicción, que amenaza con hacer saltar por los aires o mantener en crisis permanente a un gobierno de esta naturaleza.

Las causas de los desastrosos resultados de EB

Pero no era de esto sobre lo que queríamos hablar, sino del papelón de izquierda unida (Ezker Batua) en las elecciones autonómicas. IU se queda con un solo diputado y pierde 30.000 votos, ahí es nada. La pequeña reseña que ocupamos en la prensa burguesa, en la edición de El País del 3 de Marzo, aparece bajo el título «Desconcierto en IU por el pésimo resultado de Madrazo». Los compañeros de la dirección federal confiesan que no encuentran explicación a lo sucedido. «Es incomprensible», se lamenta el propio Coordinador Federal y continúa «si la gestión al frente de la Consejería de la Vivienda ha sido muy buena ¿por qué este castigo del electorado?». En realidad, esta derrota es consecuencia directa de la orientación política que EB ha representado en el último período, contando en todo momento con la bendición de la dirección federal de IU, y que puede resumirse en el abandono de una política de clase pegada a la calle por una política de colaboración de clase disfrazada de nacionalismo y pegada a las instituciones. Los hechos concretos derivados de esta línea política son la formación de un bloque «nacionalista» con PNV y EA, es decir, con los más genuinos exponentes de la derecha autóctona, y la entrada en un gobierno «nacionalista» de derechas con los mismos protagonistas. En estas cuestiones fundamentales de la política es donde hay que basar cualquier análisis serio de los resultados electorales, si realmente se quieren sacar conclusiones para el futuro, y no en temas secundarios como la gestión al frente de las consejerías, incluido la vivienda o si estos logros en el frente parlamentario han sido entendidos por la ciudadanía.

La unidad con PNV y EA, los representantes políticos de la burguesía vasca, en la supuesta defensa de los derechos nacionales es una estafa y no tiene nada de progresista y menos de comunista. El principio incuestionable sobre el que se asienta la histórica defensa que los comunistas han hecho de los derechos nacionales y el derecho a la autodeterminación de los pueblos es que esta lucha esté subordinada a una política de independencia de clase que excluye cualquier acercamiento a la clase dominante y sus partidos tradicionales, y mucho menos entrar en un gobierno con ellos. Lo que ha sido un libro cerrado para Madrazo y compañía es el ABC para los trabajadores que no ven con agrado los acuerdos entre la izquierda y la derecha ¡aunque se presenten en clave nacionalista!.

De hecho lo único que se consigue con esta política es atar a los trabajadores al carro de los intereses de la burguesía, colaborar en el engaño que la burguesía vasca, principalmente el PNV, hace de la cuestión nacional y la autodeterminación. La única patria que reconocen las clases pudientes, y las vascas no son una excepción, es el capital. Para el PNV, las aspiraciones nacionales de la sociedad vasca, se reducen a una añagaza electoral. Enarbola la bandera de la autodeterminación con el único fin de aglutinar el voto independentista, como si fueran los principales garantes de esta consigna, mientras utilizan todos los trucos para impedir que la lucha por el derecho a la autodeterminación se plante de manera seria. Esta es la función, por ejemplo, del Plan ibarretxe. A la burguesía vasca, a la que pertenecen los capitostes del PNV no le interesa un Euskadi soberano e independiente del estado español por una sencilla razón, el 60% de la facturación de las principales empresas de capital vasco, BBVA, Eroski, etc está en España ¡y al capital no le interesan las fronteras!.

Por lo demás, el alineamiento interclasista con el «bloque nacionalista» tampoco ha servido para recoger el voto nacionalista por la izquierda. La ilegalización de las candidaturas abertxales, la desaparición del escenario político del Partido Comunista de las Tierras Vascas, con sus 9 diputados y 150.000 votos, dejaba un amplio margen para el crecimiento de EB, incluso teniendo en cuenta la consigna del voto nulo que sólo ha llegado a 100.000, pero nada de esto se ha producido. Una vez más, los resultados electorales demuestran que es imposible que EB consiga una autoridad y un respeto político entre la izquierda nacionalista mientras continúe siendo un apéndice del nacionalismo burgués del PNV.

Así, lo que queda en evidencia para la base electoral de la izquierda es una EB cubriendo el flanco izquierdo a la burguesía vasca en su política de privatizaciones, de explotación de los trabajadores, de grandes beneficios y de represión policial. Porque esta ha sido la política dominante de Ibarretxe visto por una importante parte de la población obrera de Euskadi, la misma que en multitud de fábricas y centros de trabajo ha emprendido luchas contra los despidos, por mejoras salariales, contra las privatizaciones y por unas mejores condiciones de trabajo. La comunidad autónoma vasca ha sido en este período, la comunidad donde más conflictos laborales se han producido. Y mientras Ibarretxe intervenía del lado de la patronal enviando al ertxanxa contra los trabajadores y mientras se presentaban uno tras otros los EREs por los empresarios patriotas, como CEGASA, que pretende despedir al 70% de la plantilla y trasladar la producción a China, EB no a jugado ningún papel al frente de estas movilizaciones. Más bien han asumido un silencio cómplice prefiriendo guardar lealtad al ejecutivo vasco y contribuir, de manera responsable, a la estabilidad del «gobierno nacional» frente al acoso del Parlamento central.  Esto no es más que charlatanería para encubrir una política oportunista y pequeñoburguesa centrada en las instituciones y no en la calle, cerrando los ojos a las reivindicaciones de los trabajadores y colaborando por acción u omisión (este es el precio de estar en el mismo gobierno) en la política reaccionaria y procapitalista del PNV.   Es a este punto a donde lleva el abandono de una política de clase y combativa. Y no sólo en el País Vasco. Llamazares puede dar fe de ello.

Los mismos errores conducen a los mismos resultados

También en la provincia de Sevilla tenemos ejemplos recientes de la misma política errática. La combinación de una política reformista, de limitarse a gestionar el sistema desde los Ayuntamientos y las instituciones, con los acuerdos de gobierno con la derecha del PP llevan a descalabro tras descalabro. Esto lo hemos visto en las últimas elecciones municipales en Carmona, en Osuna y en Las Cabezas, importantes y emblemáticas poblaciones donde se han perdido las alcaldías de manera estrepitosa, a pesar de que nuestros compañeros siempre han defendido los éxitos de su buena gestión, de la misma forma que Madrazo planteaba los éxitos de su buena gestión en el tema de la vivienda. y continuando con los paralelismos, tal como sucede tras los «incomprensibles» resultados electorales en Euskadi, las derrotas en estos municipios siguen siendo todo un misterio para sus protagonistas. Las derrotas están para aprender de ellas y sacar conclusiones. Siempre y cuando se ponga sobre la mesa un análisis objetivo que determine las causas materiales, fundamentales, de principio que explican los sucesivos fracasos electorales (y no sólo electorales) de IU. Éstas son, básicamente, las que hemos expresado más arriba.